El coliseo mayor de la ciudad de Corrientes no
escapa a este tipo de historias, en ocasiones sorprendentes, y en otras
no tanto. “Muchas veces escuché corridas por los pasillos del teatro,
por las escaleras y consulté con el guardia que estaba si alguien entró,
pero me contestó que no, que estábamos solos en el teatro”, dijo el
portero del lugar.
Por Francisco Villagrán
Especial para El Litoral
Todo teatro que se precie de tal guarda entre sus muros alguna
historia de fantasmas o fenómenos paranormales, a veces sorprendentes y
otras no tanto. Y el coliseo mayor de Corrientes no escapa a esta
afirmación, porque es rico en historias de este tipo, sobre todo porque
es el tercero más antiguo del país. El primero es el teatro de la ciudad
de Goya, fundado en 1877, el segundo es el San Martín, de Córdoba
capital fundado en 1910 y luego está el Teatro Oficial “Juan de Vera”,
fundado en 1913.
En cuanto a la acústica, el Vera es el segundo mejor del país, detrás
del Colón, y eso es un orgullo para los correntinos. La tradición dice
que en todos los teatros del país existen historias de fantasmas, en
mayor o menor medida. En Buenos Aires, por ejemplo, están los teatros
Maipo, Astros, El Nacional, Cervantes, Lola Membrives y Blanca Podestá,
por nombrar sólo algunos de los más conocidos, que tienen sorprendentes y
asombrosas historias, reconocidas por destacadas actrices y actores y
personal del teatro.
El edificio actual del Vera se inauguró oficialmente el 25 de mayo de
1913, con la ópera “Aída” de Giuseppe Verdi y la explotación del mismo
le fue concedida al señor Carlos María Dodero por el término de 25 años,
con la condición de que terminara totalmente su construcción. La
demolición del antiguo teatro se llevó a cabo en 1907, tras lo cual fue
designado como constructor Antonio Samela, encargado de obras civiles.
Originalmente fue concebido para el género lírico, pero luego fue
cambiando, llegando a realizarse incluso funciones de cine. Se
realizaron allí, también, bailes de carnaval, para lo cual se sacaban
las butacas y se nivelaba la platea. En 1913 Dodero contrató al profesor
Amleto Viola, como director de la Orquesta Sinfónica estable del
teatro.
Desde su inauguración hasta hoy pasaron por sus tablas prestigiosas
compañías como las de María Guerrero, Pablo Podestá, Angelina Pagano,
destacadas figuras del Colón de los años 50, los famosos Títeres de
Podreca, Los niños cantores de Viena, la más grande bailarina del
Bolshoi de Moscú, Maia Plitsekaya, como así también Ekaterina Maximova y
otras grandes figuras de la danza rusa, también las argentinas Olga
Ferri, Liliana Belfiorre y los bailarines Maximiliano Guerra y Julio
Bocca, entre otros. Ballets famosos como la Opera de Kiev, del Cáucaso,
de Tahití, de Senegal, de Santiago de Chile, de Río de Janeiro, de
Caracas, de México, de Paraguay, entre los más reconocidos. También
obras como Edipo Rey, Martín Fierro, el Conventillo de la Paloma, Un
guapo del 900, entre otras. El Teatro Vera, además de ofrecer funciones
de cine, fue un escenario de bailes de carnaval, para lo cual se
quitaban las butacas y se nivelaba la platea.
Paralelamente, el Vera alberga muchas historias de fenómenos
paranormales y fantasmas, a pesar de que muchos no creen, pero los
hechos y los testimonios de personas serias y confiables, dignas de ser
tenidas en cuenta, hablan por sí mismos.
Testimonios
El Litoral dialogó sobre el caso, por ejemplo, con el portero del teatro
desde hace años, Horacio Cáceres, quien relató sus sorprendentes
experiencias. “Muchas veces escuché corridas por los pasillos, por las
escaleras y consulté con el guardia que estaba de turno si alguien
entró, pero me contestó que no, que estábamos solos en el teatro. Muchas
veces me pasó este tipo de situaciones, pero uno se acostumbra a estos
eventos raros: cuando hago mi recorrida para ver, por ejemplo, que no
queden ventanas ni puertas abiertas, suelo escuchar ruidos, golpes, como
si alguien estuviera corriendo, pero no hay nadie, el teatro está
cerrado. Algunos, además, aseguran que se ven figuras caminando por los
pasillos y en especial cerca del foso de la orquesta”.
“En los baños -prosiguió- a veces me lavo las manos y esos aparatos
modernos, los secadores de manos, comienzan a funcionar solos apenas uno
entra, y no me sucedió sólo a mí, sino también a otras personas.
Pensando que era un problema eléctrico, se hizo revisar todo, pero todo
estaba bien, en orden. Los aparatos siguen funcionando solos, sin una
explicación lógica”.
En este sentido, recordó otro episodio: “Una vez un compañero, al que
ahora trasladaron al anfiteatro Cocomarola, tuvo una experiencia
sorprendente; según contó, había visto una mujer en la cazuela, en la
zona de los seguidores, en horas de función y cuando se acercó para
hablarle, ya no estaba, había desaparecido. Muchas personas manifestaron
haber visto a esa misma mujer, en distintas circunstancias, y cuando se
acercaban, desaparecía. Testimonios como ese hay muchos”, aseguró.
Uno de los guardias de seguridad, Oscar Amarilla, también contó su
experiencia. “Una de las más llamativas fue cuando una profesora, que
estaba dando clases en uno de los salones, me llamó por el interno para
quejarse del ruido que hacía en los pasillos, golpeando puertas y
ventanas, pero le contesté que no había nadie en el teatro y yo no me
moví del lugar en que estaba”.
“Otra vez -continuó-, haciendo una recorrida por el teatro pasé por la
parte de sótanos y sentí un chistido detrás de mí, no le hice caso y
seguí mi camino, pero al regresar por el mismo lugar, volví a sentir el
chistido. Sin embargo, esta vez fue más cerca y más fuerte, entonces
regresé por el otro lado para no pasar por ahí. Muchas personas de acá
oyen ruidos y silbidos y ven cosas raras, como bultos o figuras humanas
por los pasillos, pero no quieren hablar ni contar nada. A veces en el
hall del teatro, a la hora de cerrar, se sienten silbidos cuando no hay
nadie, por la noche, cuando apago las luces, al volver a pasar por el
lugar, están todas prendidas de nuevo”, indicó.
Al respecto también aclaró: “Esto no pasa siempre, pero sí a menudo, ya
estamos acostumbrados y no le damos mayor importancia. Hay testimonios
de personas que manifiestan haber visto una figura cerca del foso de la
orquesta, cuando en el teatro no hay nadie y por la descripción de su
vestimenta, puede ser una bailarina.
Esa es una de las experiencias más comentadas entre las que circulan por
acá. En fin, hay muchos hechos raros, pero no hay que pensar mucho,
sino uno tiene miedo, hay que aceptar los hechos como son y listo, total
no pasa nada”, concluyó.
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