Los
movimientos de los cuerpos celestes, con sus ciclos matemáticamente precisos,
son ideales para medir largos períodos de tiempo y así lo reconocieron las
primeras civilizaciones al confeccionar sus calendarios. Por ejemplo, el día y
el año, tal y como están definidos hoy, tienen su fundamento en el movimiento
de la Tierra sobre sí misma y en torno al Sol. El día y el año son pues los
ladrillos fundamentales de un calendario solar. Sin embargo, el mes y la semana
son unidades basadas en el movimiento de la Luna y forman la base de los
calendarios lunares. El mes representó en origen una revolución de nuestro
satélite en torno a la Tierra y la semana corresponde aproximadamente a una
fase lunar.
Paradójicamente,
nuestro calendario actual, que es obviamente solar, tiene sus orígenes en el
antiguo calendario romano que tenía fundamento lunar. En efecto, en la antigua
Roma, varios siglos antes de nuestra era, el año era una sucesión de diez
meses: Martius (dedicado a Marte), Aprilis (del latín aperire, abrir, quizás
por los brotes vegetales), Maius (por la diosa Maia), Junius (por Juno),
Quintilis (el mes quinto), Sextilis (sexto), September (séptimo), October
(octavo), November (noveno), y December (décimo). El año comenzaba el primer
día de marzo (calendas), bajo los auspicios del dios guerrero, pues esta era la
fecha que marcaba el inicio de las campañas militares con la designación de los
cónsules.
El Año
Nuevo tuvo su primer celebración en la Antigua Babilonia, aproximadamente
cuatro mil años atrás, comenzando con la primera luna nueva, al inicio de la
primavera. Dicha celebración Babilónica tenía una duración de once días, en la
que cada uno de ellos días tenía su propio método de identificación, resaltando
sorprendentemente de las celebraciones de la actualidad.
El
comienzo de la celebración del día primero de enero inicia cuando Julio Cesar,
con ayuda de el matemático Sosígenes, rectifica el calendario en el año 46 a.C.
ampliando a 445 días, dando inicio en el año 45 a.C. el primero de enero.
Tradicionalmente
el calendario romano comenzaba el primer día de marzo. Pero como era en enero
cuando los cónsules de la Antigua Roma asumían el gobierno, Julio César
modificó el sistema creando el calendario juliano.
El
posterior calendario gregoriano, el que nos rige, fue creado por el Papa
Gregorio XIII allá por 1582. Dejó el 1 de enero como fecha de iniciación.
Con la
expansión de la cultura occidental, el 1 de enero se convirtió en una fecha de
carácter universal. Sin embargo hay distintos calendarios en el mundo de
culturas diferentes y por lo tanto distintas celebraciones.
El Año
Nuevo Chino no es fijo. Como es un calendario lunar bien puede caer entre el 21
de enero y el 21 de febrero. Pero hay otros: algunos miembros de la Iglesia
ortodoxa celebran el inicio el 14 de enero porque mantienen el antiguo
calendario de los romanos.
El Tet,
es la celebración del año nuevo vietnamita que coincide con el chino. El año
nuevo islámico se celebra el 1 de Muharram, aproximadamente fines de enero e
inicio de febrero. El We tripantu, celebración del año nuevo mapuche, ocurre el
24 de junio.
Inti
Raymi (en quechua ‘fiesta del sol’), antiguamente llamada Wawa Inti Raymi
(fiesta del niño sol), es una ceremonia incaica y andina celebrada en honor de
Inti (el dios sol), que se realiza cada solsticio de invierno (24 de junio, en
el hemisferio sur).
Los
judíos, como sabemos, celebran el Rosh Hashanah, no sé si lo pronuncié bien, en
días de setiembre. Los celtas celebraban el Año Nuevo el 1 de noviembre y el
año nuevo hindú es celebrado dos días antes del festival de Diwali, a mediados
de noviembre.
Además de
la nuestra, hay muchas otras visiones del mundo que tienen sus fundamentos, a
veces históricos, a veces religiosos o a veces ligados con la simple observación
del movimiento de los astros y los períodos de fertilidad de la Tierra. Pero
celebrar el término de un año y el inicio del siguiente es una fiesta que se
realiza en todo el mundo.
Los mayas
le dedicaban cinco días a este periodo de reflexión, en el calendario
gregoriano, reflexionar la noche del 31 de diciembre es suficiente. Aunque el
tiempo transcurra de manera cíclica sin un inicio o un final establecido, tomar
como pretexto estas celebraciones para poner en orden pensamientos y acciones
nunca está demás.
Independientemente
de la fecha, el significado del término de un ciclo y el inicio de uno nuevo es
lo importante. Es el momento adecuado para la reflexión sobre lo acontecido en
el año que está por terminar y las expectativas del siguiente.
Para
dejar atrás lo negativo y empezar con nueva fuerza.
Porque...
"El
futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los
temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad"
Victor
Hugo
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