Ovnis durante la guerra de Malvinas

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En la mayoría de los conflictos bélicos mundiales, han sido vistos extraños objetos luminosos no identificados, en los cielos de los lugares de batalla. Así ocurrió en la Segunda Guerra Mundial, en Irak, en Vietnam, la guerra del Golfo y también durante la guerra de Malvinas. Muy cerca de allí, Río Gallegos fue escenario de extraños sucesos muy poco conocidos, pero que ocurrieron realmente. Por Francisco Villagrán Durante la Segunda Guerra Mundial, fueron observados extraños objetos luminosos siguiendo a los aviones en combate, especialmente en la batalla de Inglaterra, acercándose por momentos, como queriendo ver de cerca lo que ocurría, eran unas esferas no muy grandes que, en ocasiones, atravesaban las carlingas de los aviones. Los denominaron foo-fighters (combatientes fantasmas) y los aliados pensaban que eran armas secretas de los alemanes, y estos a su vez, creían lo mismo, que eran del enemigo. Pero no eran de ningún bando, esto se comprobó cuando final

AÑO NUEVO





Los movimientos de los cuerpos celestes, con sus ciclos matemáticamente precisos, son ideales para medir largos períodos de tiempo y así lo reconocieron las primeras civilizaciones al confeccionar sus calendarios. Por ejemplo, el día y el año, tal y como están definidos hoy, tienen su fundamento en el movimiento de la Tierra sobre sí misma y en torno al Sol. El día y el año son pues los ladrillos fundamentales de un calendario solar. Sin embargo, el mes y la semana son unidades basadas en el movimiento de la Luna y forman la base de los calendarios lunares. El mes representó en origen una revolución de nuestro satélite en torno a la Tierra y la semana corresponde aproximadamente a una fase lunar.


Paradójicamente, nuestro calendario actual, que es obviamente solar, tiene sus orígenes en el antiguo calendario romano que tenía fundamento lunar. En efecto, en la antigua Roma, varios siglos antes de nuestra era, el año era una sucesión de diez meses: Martius (dedicado a Marte), Aprilis (del latín aperire, abrir, quizás por los brotes vegetales), Maius (por la diosa Maia), Junius (por Juno), Quintilis (el mes quinto), Sextilis (sexto), September (séptimo), October (octavo), November (noveno), y December (décimo). El año comenzaba el primer día de marzo (calendas), bajo los auspicios del dios guerrero, pues esta era la fecha que marcaba el inicio de las campañas militares con la designación de los cónsules.


El Año Nuevo tuvo su primer celebración en la Antigua Babilonia, aproximadamente cuatro mil años atrás, comenzando con la primera luna nueva, al inicio de la primavera. Dicha celebración Babilónica tenía una duración de once días, en la que cada uno de ellos días tenía su propio método de identificación, resaltando sorprendentemente de las celebraciones de la actualidad.


El comienzo de la celebración del día primero de enero inicia cuando Julio Cesar, con ayuda de el matemático Sosígenes, rectifica el calendario en el año 46 a.C. ampliando a 445 días, dando inicio en el año 45 a.C. el primero de enero.


Tradicionalmente el calendario romano comenzaba el primer día de marzo. Pero como era en enero cuando los cónsules de la Antigua Roma asumían el gobierno, Julio César modificó el sistema creando el calendario juliano.


El posterior calendario gregoriano, el que nos rige, fue creado por el Papa Gregorio XIII allá por 1582. Dejó el 1 de enero como fecha de iniciación.


Con la expansión de la cultura occidental, el 1 de enero se convirtió en una fecha de carácter universal. Sin embargo hay distintos calendarios en el mundo de culturas diferentes y por lo tanto distintas celebraciones.


El Año Nuevo Chino no es fijo. Como es un calendario lunar bien puede caer entre el 21 de enero y el 21 de febrero. Pero hay otros: algunos miembros de la Iglesia ortodoxa celebran el inicio el 14 de enero porque mantienen el antiguo calendario de los romanos.


El Tet, es la celebración del año nuevo vietnamita que coincide con el chino. El año nuevo islámico se celebra el 1 de Muharram, aproximadamente fines de enero e inicio de febrero. El We tripantu, celebración del año nuevo mapuche, ocurre el 24 de junio.


Inti Raymi (en quechua ‘fiesta del sol’), antiguamente llamada Wawa Inti Raymi (fiesta del niño sol), es una ceremonia incaica y andina celebrada en honor de Inti (el dios sol), que se realiza cada solsticio de invierno (24 de junio, en el hemisferio sur).


Los judíos, como sabemos, celebran el Rosh Hashanah, no sé si lo pronuncié bien, en días de setiembre. Los celtas celebraban el Año Nuevo el 1 de noviembre y el año nuevo hindú es celebrado dos días antes del festival de Diwali, a mediados de noviembre.


Además de la nuestra, hay muchas otras visiones del mundo que tienen sus fundamentos, a veces históricos, a veces religiosos o a veces ligados con la simple observación del movimiento de los astros y los períodos de fertilidad de la Tierra. Pero celebrar el término de un año y el inicio del siguiente es una fiesta que se realiza en todo el mundo.


Los mayas le dedicaban cinco días a este periodo de reflexión, en el calendario gregoriano, reflexionar la noche del 31 de diciembre es suficiente. Aunque el tiempo transcurra de manera cíclica sin un inicio o un final establecido, tomar como pretexto estas celebraciones para poner en orden pensamientos y acciones nunca está demás.


Independientemente de la fecha, el significado del término de un ciclo y el inicio de uno nuevo es lo importante. Es el momento adecuado para la reflexión sobre lo acontecido en el año que está por terminar y las expectativas del siguiente.


Para dejar atrás lo negativo y empezar con nueva fuerza.


Porque...


"El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad"


Victor Hugo

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